1 - 23 Texto bíblico
1 Cuando David pasó un poco más allá de la cumbre, he aquí que Siba, el criado de Mefiboset, [salió] a su encuentro con un par de asnos aparejados, y sobre ellos [había] doscientos panes, cien racimos de uvas pasas, cien frutas de verano y un odre de vino. 2 Y el rey dijo a Siba: ¿Para qué tienes esto? Y Siba respondió: Los asnos son para que la familia del rey monte, y el pan y la fruta de verano para que los jóvenes coman, y el vino para que beba cualquiera que se fatigue en el desierto. 3 Entonces el rey dijo: ¿Y dónde está el hijo de tu señor? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en Jerusalén, pues ha dicho: «Hoy la casa de Israel me devolverá el reino de mi padre». 4 Y el rey dijo a Siba: He aquí, todo lo que pertenece a Mefiboset es tuyo. Y Siba dijo: Me inclino; que halle yo gracia ante tus ojos, oh rey, mi señor. 5 Al llegar el rey David a Bahurim, he aquí, salió de allí un hombre de la familia de la casa de Saúl que se llamaba Simei, hijo de Gera. Cuando salió, iba maldiciendo; 6 y tiraba piedras a David y a todos los siervos del rey David, aunque todo el pueblo y todos los [hombres] valientes [estaban] a su derecha y a su izquierda. 7 Así decía Simei mientras maldecía: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario e indigno! 8 El SEÑOR ha hecho volver sobre ti toda la sangre derramada de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado; el SEÑOR ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón. He aquí, estás [prendido] en tu propia maldad, porque eres hombre sanguinario. 9 Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: ¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Déjame que vaya ahora y le corte la cabeza. 10 Pero el rey dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él maldice, y si el SEÑOR le ha dicho: «Maldice a David», ¿quién, pues, le dirá: «¿Por qué has hecho esto?»? 11 Y David dijo a Abisai y a todos sus siervos: He aquí, mi hijo que salió de mis entrañas busca mi vida; ¿cuánto más entonces este benjamita? Dejadlo, que siga maldiciendo, porque el SEÑOR se lo ha dicho. 12 Quizá el SEÑOR mire mi aflicción y me devuelva bien por su maldición de hoy. 13 Así pues, David y sus hombres siguieron su camino; y Simei iba por el lado del monte paralelo a él, y mientras iba [lo] maldecía, le tiraba piedras y [le] arrojaba polvo. 14 Y el rey y todo el pueblo que [iba] con él llegaron al Jordán fatigados, y allí descansaron. 15 Entonces Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, entraron en Jerusalén, y Ahitofel con él. 16 Sucedió que cuando Husai arquita, amigo de David, vino a Absalón, Husai dijo a Absalón: ¡Viva el rey! ¡Viva el rey! 17 Y Absalón dijo a Husai: ¿Es esta tu lealtad para con tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo? 18 Respondió Husai a Absalón: No, pues a quien el SEÑOR, este pueblo y todos los hombres de Israel han escogido, de él seré, y con él me quedaré. 19 Además, ¿a quién debería yo servir? ¿No [habría de ser] en la presencia de su hijo? Tal como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti. 20 Entonces Absalón dijo a Ahitofel: Dad vuestro consejo. ¿Qué debemos hacer? 21 Y Ahitofel respondió a Absalón: Llégate a las concubinas de tu padre, a quienes él ha dejado para guardar la casa; entonces todo Israel sabrá que te has hecho odioso a tu padre, y las manos de todos los que están contigo se fortalecerán. 22 Levantaron, pues, para Absalón una tienda en el terrado, y Absalón se llegó a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel. 23 El consejo que Ahitofel daba en aquellos días [era] como si uno consultara la palabra de Dios; así era [considerado] todo consejo de Ahitofel tanto por David como por Absalón.
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