1 - 34 Texto bíblico
1 Entonces [José] ordenó al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de los hombres, todo lo que puedan llevar, y pon el dinero de cada uno de ellos en la boca de su costal. 2 Y mi copa, la copa de plata, ponla en la boca del costal del menor, con el dinero de su grano. Y él hizo conforme a lo que había dicho José. 3 Al rayar el alba, fueron despedidos los hombres con sus asnos. 4 Cuando habían salido ellos de la ciudad, [y] no estaban muy lejos, José dijo al mayordomo de su casa: Levántate, sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: «¿Por qué habéis pagado mal por bien? 5 ¿No es esta [la copa] en que bebe mi señor, y que de hecho usa para adivinar? Obrasteis mal en lo que hicisteis». 6 Así que los alcanzó, les dijo estas palabras. 7 Y ellos le dijeron: ¿Por qué habla mi señor de esta manera? Lejos esté de tus siervos hacer tal cosa. 8 He aquí, el dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer de la tierra de Canaán. ¿Cómo, pues, habíamos de robar de la casa de tu señor plata u oro? 9 Aquel de tus siervos que sea hallado con ella, que muera, y también nosotros [entonces] seremos esclavos de mi señor. 10 Y él dijo: Sea ahora también conforme a vuestras palabras; aquel que sea hallado con ella será mi esclavo, y [los demás de] vosotros seréis inocentes. 11 Ellos se dieron prisa; cada uno bajó su costal a tierra, y cada cual abrió su costal. 12 Y él registró, comenzando con el mayor y acabando con el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín. 13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y después de cargar cada uno su asno, regresaron a la ciudad. 14 Cuando Judá llegó con sus hermanos a casa de José, él estaba aún allí, y ellos cayeron a tierra delante de él. 15 Y José les dijo: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede ciertamente adivinar? 16 Entonces dijo Judá: ¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué podemos hablar y cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos; he aquí, somos esclavos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue encontrada la copa. 17 Mas él respondió: Lejos esté de mí hacer eso. El hombre en cuyo poder ha sido encontrada la copa será mi esclavo; pero vosotros, subid en paz a vuestro padre. 18 Entonces Judá se le acercó, y dijo: Oh señor mío, permite a tu siervo hablar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu ira contra tu siervo, pues tú eres como Faraón mismo. 19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: «¿Tenéis padre o hermano?». 20 Y respondimos a mi señor: «Tenemos un padre [ya] anciano y un hermano pequeño, [hijo] de [su] vejez. Y su hermano ha muerto, así que solo queda él [de los hijos] de su madre, y su padre lo ama». 21 Entonces tú dijiste a tus siervos: «Traédmelo para que yo lo vea». 22 Y nosotros respondimos a mi señor: «El muchacho no puede dejar a su padre, pues si dejara a su padre, [este] moriría». 23 Tú, sin embargo, dijiste a tus siervos: «Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no volveréis a ver mi rostro». 24 Aconteció, pues, que cuando subimos a mi padre, tu siervo, le contamos las palabras de mi señor. 25 Y nuestro padre dijo: «Regresad, compradnos un poco de alimento». 26 Mas nosotros respondimos: «No podemos ir. Si nuestro hermano menor va con nosotros, entonces iremos; porque no podemos ver el rostro del hombre si nuestro hermano no está con nosotros». 27 Y mi padre, tu siervo, nos dijo: «Vosotros sabéis que mi mujer me dio a luz dos hijos; 28 el uno salió de mi lado, y dije: “Seguro que ha sido despedazado”, y no lo he visto desde entonces. 29 Y si también os lleváis a este de mi presencia, y algo malo le sucede, haréis descender mis canas con dolor al Seol». 30 Ahora pues, cuando yo vuelva a mi padre, tu siervo, y el muchacho no esté con nosotros, como su vida está ligada a la vida del muchacho, 31 sucederá que cuando él vea que el muchacho no está [con nosotros,] morirá. Así pues, tus siervos harán descender las canas de nuestro padre, tu siervo, con dolor al Seol. 32 Porque [yo,] tu siervo, me hice responsable del muchacho con mi padre, diciendo: «Si no te lo traigo, que lleve yo la culpa delante de mi padre para siempre». 33 Ahora pues, te ruego que quede [este] tu siervo como esclavo de mi señor, en lugar del muchacho, y que el muchacho suba con sus hermanos. 34 Pues, ¿cómo subiré a mi padre no estando el muchacho conmigo, sin que yo vea el mal que sobrevendrá a mi padre?
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