1 - 15 Texto bíblico
1 Entonces llegó David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y Ahimelec vino tembloroso al encuentro de David, y le dijo: ¿Por qué estás solo y [no hay] nadie contigo? 2 Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me ha encomendado cierto asunto y me ha dicho: «Que no sepa nadie acerca del asunto por el cual te envío y que te he encomendado; y yo he citado a los jóvenes a cierto lugar». 3 Ahora pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. 4 Respondió el sacerdote a David, y dijo: No hay pan común a mano, pero hay pan consagrado; siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujer. 5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: Ciertamente las mujeres nos han sido vedadas; como anteriormente, cuando he salido [en campaña,] los cuerpos de los jóvenes se han mantenido puros, aunque haya sido un viaje profano; ¿cuánto más puros estarán sus cuerpos hoy? 6 Entonces el sacerdote le dio [pan] consagrado; porque allí no había [otro] pan, sino el pan de la Presencia que había sido quitado de delante del SEÑOR para colocar pan caliente [en su lugar] al ser retirado. 7 Y uno de los siervos de Saúl estaba allí aquel día, detenido delante del SEÑOR; se llamaba Doeg edomita, jefe de los pastores de Saúl. 8 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Pues no traje ni espada ni armas conmigo, porque el asunto del rey era urgente. 9 Entonces el sacerdote dijo: He aquí, la espada de Goliat el filisteo, a quien mataste en el valle de Ela, está envuelta en un paño detrás del efod; si [quieres] llevártela, tóma[la,] porque aquí no hay otra sino esa. Y David dijo: Como esa no hay otra; dámela. 10 David se levantó y huyó aquel día de Saúl, y fue a [donde estaba] Aquis, rey de Gat. 11 Pero los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es este David, el rey de la tierra? ¿No cantaban de él en las danzas, diciendo: «Saúl mató a sus miles, y David a sus diez miles»? 12 David tomó en serio estas palabras y temió grandemente a Aquis, rey de Gat. 13 Y se fingió demente ante sus ojos y actuaba como loco en medio de ellos; escribía garabatos en las puertas de la entrada y dejaba que su saliva le corriera por la barba. 14 Entonces Aquis dijo a sus siervos: He aquí, veis al hombre portándose como un loco. ¿Por qué me lo traéis? 15 ¿Acaso me hacen falta locos, que me habéis traído a este para que haga de loco en mi presencia? ¿Va a entrar este en mi casa?
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