1 - 22 Texto Bíblico
1 Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti, 2 da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento; 3 porque si clamas a la inteligencia, [y] alzas tu voz al entendimiento, 4 si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, 5 entonces entenderás el temor del SEÑOR, y descubrirás el conocimiento de Dios. 6 Porque el SEÑOR da sabiduría, de su boca [vienen] el conocimiento y la inteligencia. 7 Él reserva la prosperidad para los rectos, [es] escudo para los que andan en integridad, 8 guarda las sendas del juicio, y preserva el camino de sus santos. 9 Entonces discernirás justicia y juicio, equidad [y] todo buen sendero; 10 porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma; 11 la discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, 12 para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas; 13 de los que dejan las sendas de rectitud, para andar por los caminos tenebrosos; 14 de los que se deleitan en hacer el mal, y se regocijan en las perversidades del mal, 15 cuyas sendas son torcidas, y se extravían en sus senderos. 16 [Ella] te librará de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras, 17 la cual deja al compañero de su juventud, y olvida el pacto de su Dios; 18 porque su casa se inclina hacia la muerte, y sus senderos hacia los muertos; 19 todos los que a ella van, no vuelven, ni alcanzan las sendas de la vida. 20 Por tanto andarás en el camino de los buenos, y guardarás las sendas de los justos; 21 porque los rectos morarán en la tierra, y los íntegros permanecerán en ella; 22 pero los impíos serán cortados de la tierra, y los pérfidos serán desarraigados de ella.
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