1 - 9 Texto Bíblico
1 Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para [lavar] el pecado y la impureza. 2 Y sucederá aquel día —declara el SEÑOR de los ejércitos— que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados; también yo quitaré de la tierra a los profetas y al espíritu inmundo. 3 Y sucederá que si alguno profetiza todavía, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: «No vivirás porque has hablado falsamente en el nombre del SEÑOR»; y su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán mientras profetiza. 4 También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar, 5 sino que [cada uno] dirá: «No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un hombre me vendió como esclavo en mi juventud». 6 Y [alguien] le dirá: «¿Qué son esas heridas en tu cuerpo?». Y él responderá: «[Son aquellas] con que fui herido en casa de mis amigos». 7 Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre compañero mío —declara el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños. 8 Y sucederá en toda la tierra —declara el SEÑOR— que dos partes serán cortadas en ella, [y] perecerán; pero la tercera quedará en ella. 9 Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre, y yo le responderé; diré: «Él es mi pueblo», y él dirá: «El SEÑOR es mi Dios».
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